Construidas a principios de los años veinte por los
arquitectos Antonio Tenreiro y Peregrín Estellés como lugar de veraneo de la
familia Bailly, gallegos de renombre afincados en Madrid, las casas modernistas
de la NVI vivieron un despertar esplendoroso que nada tendría que ver con su
futuro solo 90 años después.
Pocos
edificios de aquella época no han visto su historia marcada por la guerra civil
y las casas Bailly no iban a ser menos. La propiedad fue incautada y pasó a
pertenecer a la Falange, sirvió para ocultar presos republicanos, como escuela
de mandos franquistas y como sede del Sindicato Vertical, para convertirse finalmente
en escuela de productores. Luego se cerraron.
Es
aquí, en este punto de la historia, donde la construcción pasó a convertirse en
lo que es hoy en día, las ruinas de un tiempo mejor. Abandonada por el
Ayuntamiento de Cambre la propiedad se ha ido deteriorando, ha sufrido el
expolio, la degradación del paso del tiempo, la invasión de la impetuosa
vegetación gallega y varios incendios, el último el pasado mes de Agosto.
Un
incendio que dejó en evidencia la necesidad de buscar una solución al estado de
la casa, cuyos terrenos habrían estado prácticamente inaccesibles para los
bomberos si unos meses antes el equipo
de rodaje de José Luis Cuerda no hubiese adecentado la zona para rodar algunas
escenas de su película Todo es Silencio.
Ante
la imposibilidad de hacer frente a una obra que rondaría los 3 millones de
euros el ayuntamiento ha procedido recientemente a tapiar el edificio para
evitar nuevos incidentes. El problema se encuentra ahora en los terrenos que lo
rodean. Desde hace unos meses han ido apareciendo montones de escombros, sofás,
botellas, bolsas y un sinfín de desperdicios que amenazan con convertir la zona
en un auténtico vertedero ilegal. Una amenaza estética y ambiental que puede
causar todo tipo de problemas sanitarios tanto por posibles cortes e
infecciones como por la presencia de materiales tóxicos que además se filtran
al suelo con las constantes lluvias.
Hemos
creado una sociedad que mira con ojos impasibles el deterioro de su arte, que menosprecia
su historia y que hace lo mismo con su futuro. La falta de educación
medioambiental y cultural es una de nuestras grandes lacras. En una comunidad
que es un auténtico paraíso natural y arquitectónico muchos prefieren dejar su basura en cualquier lugar en vez de
depositarla en un punto limpio, a algunos les gusta dejar su marca en edificios
ya deteriorados por el simple placer de hacerlo y otros, la mayoría, preferimos
mirar para otro lado.
Me alegra poder deciros que, trás un par de emails al Concello que no sé si han tenido o no que ver, ya han limpiado de basura el entorno de las casas. Sin duda una gran noticia.
ResponderEliminarEse lugar esta lleno de almas en pena,tienen que desenterrar a los republicanos que hay ocultos en sótano y alrededores
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