miércoles, 13 de marzo de 2013

Pseudo-críticos literarios.



No sé a ustedes, pero a mí siempre me ha causado cierto resquemor la gente que critica libros sin habérselos leído. Y de todos esos falsos críticos mis preferidos son los eruditos, aquellos que no necesitan leerse ni siquiera la contraportada de una novela para decidir si les gusta o no, su razonamiento es sencillo: si vende mucho es basura, seguro. Para entendernos, en su época Lope de Vega no se habría comido un colín entre este grupo porque su literatura era superficial y de asuntos bajos, les habría encantado, por ejemplo, Góngora. Eso si es literatura de calidad, me apostaría la mano a que la mitad de ellos cuando leen “Salamandria de sol, vestido estrellas, latiendo el can del cielo estaba” se quedan como estaban, sin entender absolutamente nada.

Y es que la literatura es un arte, pero un arte cuya finalidad no es simplemente estética (si lo son algunos movimientos literarios, fundamentalmente poéticos, pero vamos a centrarnos en el drama y la novela). Para mi un buen libro debe estar “bien escrito” pero también debe tener una temática que atraiga a lector y sobre todo una trama que atrape. Un buen libro te engancha desde la primera línea y te deja cierta nostalgia en la última. Un buen libro te lleva por sus páginas sin darte cuenta. Si cuesta trabajo leerlo entonces quizá sea una gran obra a nivel estético, pero, sin duda, le falta algo. Hablo, claro, de un lector medio.

Quizá la cuestión más difícil de establecer aquí es donde está la línea, cual es el libro perfecto. Meter, por ejemplo, en el mismo saco El Código Da Vinci que El tiempo entre costuras, me parece que solo puede tener una explicación, que no has leído ni uno, ni otro. Incluso los elementos más radicales del grupo del que les hablo consideran meros vendedores de best sellers a autores tan consagrados como Gabriel García Márquez.

Algunos de estos pseudo-críticos no sólo no leen lo que dicen no haber leído, tampoco lo que dicen que si. El ejemplo por excelencia en nuestro país es El Quijote, el 99% de los españoles pueden darle su opinión sobre este libro. Pero ¿Cuanta gente se lo ha leído? Entero, de cabo a rabo. Y no mientan eh, que a veces incluso nos mentimos a nosotros mismos.

Sin duda alguna, cada uno es libre de leer lo que quiera, pero yo lo que les recomiendo es que lean lo que les guste, pero lo que les guste de verdad. Lo valoren los demás o no, venda muchos ejemplares o ninguno. Que no se cierren puertas, que el libro más humilde puede sorprenderles. Y sobre todo que no prejuzguen, que a veces, no siempre, cuando el río suena agua lleva. Y que tomar a los demás por tontos está mal, muy mal.

 

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