lunes, 1 de abril de 2013

Fotografías.


Instagram, Tuenti, Facebook, las redes sociales están plagadas de nuestras fotografías. Pocos son los que no cuentan ya con varias imágenes suyas en la red, bien subidas directamente o bien por terceras personas.
Hemos renunciado a una importante dosis de privacidad en un afán por compartirlo todo, por mostrarnos. Incluso, diría yo, por presumir ante los demás.  Viajes, comidas, fiestas, compras, no hay evento positivo que no gustemos de mostrar con una buena foto que deje testimonio del buen rato que estamos pasando, del modelito tan mono que llevamos o de la fantástica cena que nos hemos podido permitir. Y yo, que me acabo de enganchar al Instagram entono el mea culpa.

Sin embargo muchas veces no nos damos cuenta del valor de las imágenes. Dice el refrán que una vale más que mil palabras, y es cierto. Nuestro subconsciente procesa y almacena mucho mejor las imágenes que las palabras. Las redes sociales están plagadas de fotos que no deberían estar ahí. Un chico o chica de 18 años que sube fotos subidas de tono o en constantes borracheras está hipotecando su futuro de forma inconsciente. Hace unos meses veían la luz varias fotos de chicas de un conocido instituto coruñés medio desnudas. Pero ni siquiera hay que llegar a ese extremo, un comportamiento mucho más “light” puede ser suficiente para, por ejemplo, ser descartado en una entrevista de trabajo. Porque no debemos olvidar que lo que se sube a la red siempre estará ahí. Por eso la premisa a seguir debe ser muy sencilla, si es privado o susceptible de mala interpretación no lo subas a ninguna red social.

Internet ha sobredimensionado el asunto, pero el  problema está ahí desde que se inventó esta forma de recoger la realidad. Una simple foto ha hecho caer gobiernos, ha servido de trama a las mejores películas de extorsión  y ha roto miles de relaciones. Por eso hay que tener mucho cuidado, no solo con las imágenes que compartimos, también con las que nos sacamos y, sobre todo, debemos asegurarnos de que nunca terminen en las manos equivocadas. Y sino que se lo pregunten a Feijóo..

P.D Disculpad la tardanza con la publicación de hoy pero una servidora se encuentra en plena mudanza.

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