lunes, 25 de noviembre de 2013

La violencia de los mil nombres y las mil caras.

61 muertes en 2011.
 
52 muertes en 2012.
45 muertes en lo que va de 2013.
703 muertes en los últimos 10 años.
Detrás de cada uno de estos números hay un nombre de mujer con sus apellidos. Son las duras cifras que deja en nuestro país la conocida como violencia de género.  
Es el nombre que se da a aquella violencia que tiene su origen en el seno de una relación sentimental, sin embargo, aunque suela ser así, no solo debemos entenderla como la violencia del hombre hacia la mujer, sin duda habrá hombres que sufran maltrato por parte de sus mujeres, aunque sus consecuencias no terminen siendo tan fulminantes. Igualmente el maltrato puede darse, sin duda, en parejas del  mismo sexo por lo que este término, que sustituye a otros anteriores como el de violencia machista, se quedaría de nuevo corto.
No es hoy el día, sin embargo, de este tipo de discusiones demagógicas. Hoy es el día para recordar a todas y cada una de las víctimas, para apoyar y concienciar a quienes sufren maltrato y, sobre todo, para continuar una labor que no parece ir por muy buen camino. Pese a considerar que el machismo imperante años atrás ha desaparecido de nuestra sociedad los datos parecen desechar esta idea. Son los jóvenes quienes más preocupan, la edad de las víctimas disminuye a la vez que aumenta el número de adolescentes que reconocen sufrir o haber sufrido algún tipo de violencia de género. Mientras la igualdad y el respeto no calen en nuestra sociedad, en sus raíces, seguiremos estando muy lejos de poner fin a esta lacra que cada año deja regueros de sangre, lágrimas y huérfanos en nuestro país.
Mientras nuestros jóvenes no entiendan que el control, los celos, las amenazas y las coacciones no tienen nada que ver con el amor, la batalla estará perdida.
#Noalaviolenciadegénero
 
 

domingo, 17 de noviembre de 2013

La marea negra. Sin justicia 11 años después.

El martes se cumplirán exactamente 11 años de aquel fatídico 19 de Noviembre en que el petrolero Prestige, tras casi una semana a la deriva,  se hundía frente a la costa gallega a la 08.00 de la mañana dando lugar a una enorme tragedia ecológica que arrasó el mar y las playas- con su flora y fauna -y se llevó consigo el medio de vida de cientos de gallegos.
 
Fueron semanas, meses, tristes y difíciles, marineros sacando el fuel del agua con sus propias manos,  aves agonizando, políticos paseando por las playas llenas de chapapote, lágrimas de desesperación en los ojos de los habitantes de una costa, a da morte, para la que el mar es tanto su mejor amigo como su peor enemigo.
Portada de La Voz de Galicia con la foto que
se convirtió en uno de los emblemas de la catástrofe.
 
Como ocurre con cada desgracia que se cierne sobre esta comunidad el Prestige también tuvo su lado emotivo, el de las mareas blancas. En una respuesta sin precedentes voluntarios de todas partes se acercaron a Galicia para participar en las labores de limpieza, unas 65.000 personas hicieron un alto en sus vidas cotidianas para unirse y poner su granito de arena en un desastre de esta magnitud. El trabajo que realizaron era impagable y tuvo sus consecuencias, unas mil personas tuvieron que ser atendidas por síntomas como irritación ocular y de faringe, problemas respiratorios  o intensos dolores de cabeza y en 2010 una prestigiosa revista científica publicaba un estudio realizado sobre 501 pescadores que tomaron parte en las tareas de limpieza en el que se revelan lesiones en los cromosomas y problemas respiratorios como consecuencia de su exposición prolongada al vertido de crudo.
Tras nueve años de instrucción y casi 10 después de la catástrofe el 16 de octubre del 2012 comenzaba, por fin, el juicio. El sumario de la mayor causa jamás instruida en España por delito medioambiental contaba con 230.315 folios.  En el banquillo se sentaron el capitán del barco -Apostolos  Mangoura-, el jefe de máquinas -Nikolaos Argyropoulos- y el exdirector de la Marina Mercante -José Luis López Sors-, única autoridad gubernamental imputada. Una lista demasiado corta.
Exactamente once años después de que en plena tormenta el petrolero sufriese el accidente que terminó, este 13 de noviembre, la causa se resolvió con una única condena de 9 meses de prisión para el capitán del barco por un delito de desobediencia grave a las autoridades españolas. La Audiencia coruñesa consideró probado que el petrolero estaba en tan malas condiciones que nunca tendría que haber obtenido los permisos para navegar. Sólo se podrá exigir la "oportuna responsabilidad civil” por la catástrofe a American Bureau of Shipping, la entidad encargada del control del barco,  y a la armadora. Una sentencia que no parece ni justa, ni ejemplar, ni  equiparable al daño infligido.
En este mes que se cumplen 11 años desde que el fin del mundo se tiño de negro  este color vuelve a ser el protagonista, esta vez arraigado en el luto de quienes asisten, de nuevo impotentes, a la falta de justicia y a la falta de respuestas.
 

domingo, 10 de noviembre de 2013

Las otras guerras.

Hay guerras, como la de Siria, que ocupan constantemente nuestros informativos. Otras, la mayoría, son completamente ignoradas. En la actualidad se desarrollan más de 30 conflictos armados en el mundo, algunos de ellos superan las 1000 muertes violentas anuales y muchos existen desde hace más de 30 años.
 
 
África, el eterno continente olvidado, concentra una gran parte. Sudán,  El Congo, Argelia, Chad, Etiopia, Nigeria, La República Centroafricana, Somalia o Mali son sólo algunos ejemplos de conflictos armados en un continente en el que las masacres civiles, las amputaciones, las violaciones y  los niños soldado están a la orden del día. Sin petróleo, sin repercusión para las grandes potencias mundiales, sin fuerza económica alguna, estas son las principales guerras fantasma que no ocupan titulares pero se cobran vidas año tras año.
Algo más de atención suscita el continente americano. La lucha contra las FARC en Colombia o contra el narcotráfico en México son conflictos menospreciados como tales, pese a que el primero ha causado ya unas 220.000 víctimas y el segundo más de 60.000 desde el 2006, a las que se suman más de mil nuevas muertes cada año que pasa.
Más conocidas son las guerras que se libran en Asia. Siria, Libano, Afganistan, Pakistan, Irak, Líbia, Israel o Palestina, en el punto de mira de potencias como Estados Unidos, si ocupan nuestros titulares y la atención de la ONU. Sin embargo su repercusión va disminuyendo a medida que el conflicto interno va perdiendo interés para los intereses externos. Así, por ejemplo, más de 1000 personas continúan perdiendo actualmente la vida en Irak cada año sin que apenas tengamos ya más que alguna noticia puntual sobre ello.
Europa cuenta con mejor suerte pero no se libra de la existencia de conflictos armados abiertos y olvidados como el del Cáucaso Norte (Chechenia), aunque con un número de víctimas mucho menor.
Miles de personas mueren cada año en estos conflictos armados. Cuanto menor es el peso económico del país menos titulares ocupan, menos importan sus víctimas y menos atención internacional atraen. Hay lugares en el mundo, donde la vida no vale nada para quien puede hacer algo, ni siquiera la de los niños.
 
Mapa extraído de la Wikipedia "Anexo: Guerras y conflictos actuales"
 

 

domingo, 3 de noviembre de 2013

El accidente de Angrois, de la especulación al olvido.

 
Pocos son los que no han visto alguna vez este video desde que el pasado 24 de julio se convertía en el Apostol más negro de la historia. Eran las 20.41 de la tarde cuando un Alvia descarrilaba en la curva de A Grandeira, en Angrois, a sólo 3 kilómetros de la estación de Santiago de Compostela dejando a sus espaldas 78 muertos.
 
Un accidente de tal magnitud, el segundo más grave de la historia de España, ocupó portadas y copó los informativos de medio mundo. Las primeras especulaciones llegaron a los pocos minutos, como es común en este tipo de catástrofes la cifra de muertos y las diferentes informaciones sobre si se habían registrado o no todos los vagones no dejaban de bailar. Después llegó el momento de buscar las causas, los culpables. El tren descarriló debido a la elevada velocidad, circulaba entre los 150 y los 180 kilómetros hora en una curva limitada a 80, lo que hizo que las miradas se posaran en seguida sobre el conductor del Talgo, que fue enjuiciado por toda la sociedad. Al margen otro sector iniciaba un debate sobre la alta velocidad.  Comenzaban unos días de grandes portadas y dedos señalando.  La única luz en medio de la tragedia la pusieron los vecinos de Angrois y los múltiples voluntarios de cuerpos de seguridad y médicos que asistieron en el accidente, también quienes desbordaron los hospitales con sus donaciones de sangre. Sus historias se sucedieron en los medios de comunicación, hubo peregrinaciones y homenajes. Después, como suele pasar, llegó la nada.
El debate sobre la alta velocidad se ha ido apagando y los culpables parecen importar ya sólo a las víctimas, directas o indirectas, de la catástrofe. Sólo así se explica el escaso revuelo mediático que sucedió a la imputación de 22 altos cargos de Adif en la causa por el accidente el pasado 24 de septiembre.  Hoy muchas de las preguntas que surgieron tras el descarrilamiento continúan sin respuesta.
 
Desde mi punto de vista resulta bastante inverosímil que la culpa caiga sobre una sola persona. El maquinista parece la cabeza de turco más fácil, la menos problemática, pero un tren que circula a 200 kms hora no puede depender únicamente de un fallo humano. ¿Recortes presupuestarios? ¿Irregularidades en los sistemas de seguridad? ¿Una red viaria deficitaria?  Sin duda han sido muchas las causas que se unieron para llegar a este trágico final, pero debemos llegar al fondo de cada una de ellas, sólo así podremos poner todos los medios necesarios para que esto nunca vuelva a ocurrir y para que una historia no se repita es fundamental que no caiga en el olvido. Por eso mi recuerdo de este fin de semana de Todos los Santos va para ellos, especialmente para las 78 personas que perdieron la vida ese día, pero también para todos aquellos a los que el 24 de julio del 2013 cambió su vida para siempre.