Estos días la cosa está que arde, para variar, en los tres ayuntamientos
gallegos con aeropuerto. ¿Tres? Os preguntaréis los que no vivís aquí y no
estáis informados de nuestra amplia red aeroportuaria, casi tan amplia como
nuestro gusto por los localismos. Pues sí, tres, Alvedro (Coruña), Lavacolla
(Santiago) y Peinador (Vigo), por riguroso orden alfabético para que nadie se
dé por ofendido.
Resulta que Fomento, un ministerio
que ahora mismo tiene bastante tiempo libre porque no le queda dinero para
ejecutar sus grandes obras, está diseñando un plan para coordinar los tres
aeropuertos gallegos. Esta ardua tarea ha sido dejada en mano de técnicos de
Aena, pero aquí, como siempre nadie está dispuesto a ceder. El primero en
animar la fiesta ha sido Abel Caballero, excelentísimo alcalde de Vigo, que ha
acusado a la Xunta de “someter a un acoso intolerable” al aeropuerto de
Peinador y subvencionar los otros dos, a su lado se encuentra, como no, la
patronal viguesa. Pero en este juego cada uno tiene sus bazas y Ángel Currás,
regente de la capital gallega, no ha tardado en esgrimir la de la centralidad
para llevarse el mejor trozo del pastel. Más complicado lo tiene Alvedro, para
que nos vamos a engañar, es el más pequeño y todas las obras realizadas en él
recientemente han sido una absurda pérdida de dinero, como su magnífico sistema
antiniebla.
Yo, como usuaria y poco amiga de los
“mininacionlismos” os voy a contar mi historia: Hace un mes aproximadamente he
ido un par de días a Madrid un curso al que acudíamos 7 chicas de diferentes
comunidades autónomas. De todas ellas yo era la primera en llegar el jueves
(Con embarque a las 6.30 de la mañana) y la última en salir el viernes (3 horas
me pasé haciendo tiempo por la T4 en adelante para llegar a Coruña a las 11.15
de la noche). ¿La razón? Pues varias. En primer lugar el norte de España
seguimos sin estar conectados con Madrid por Ave, cosa que agradecieron mis
compañeras del Sur. Quedaba entonces, para no tardar horas en llegar, el avión.
Alvedro, para quienes no lo conocéis, es un aeropuerto pequeño (los dedos de
una mano llegan para contar sus puertas de embarque), con una pista de
aterrizaje cortíta y unos vuelos más cortitos aún. Lo que deriva en que desde
Coruña volar sea caros y los destinos escasos aumentando aun más los precios en
vuelos de largo recorrido en los que siempre debemos hacer escala, con la
consiguiente pérdida de tiempo. Por supuesto habiendo aeropuerto en Coruña las
conexiones con el de Santiago son prácticamente inexistentes.
Es una anécdota, como otras miles pero
el dato real es que los aeropuertos gallegos han perdido en febrero de este año
32.000 pasajeros. Peinador ha caído un 17,8%, Lavacolla un 11,2 y Alvedro un 9,1%. Se
trata de una debacle que viene sucediendo desde hace bastante tiempo. Pero en
lugar de ponerse serios y tomar cartas en el asunto, creándose varias
enemistades, tanto Xunta, como Concellos, como Gobierno central han preferido
reformar, ampliar y subvencionar. Y, sin embargo, muchos viajeros siguen
prefiriendo viajar al vecino aeropuerto de Oporto que tiene mejores ofertas.
A Coruña está a 67 kilómetros del aeropuerto de Santiago, Vigo a 97. Echen ustedes cuentas, los que viven fuera de Galicia, para ver cuánto tardan en llegar a su aeropuerto más cercano. Calculen la diferencia de coste entre mantener tres aeropuertos o crear una buena red de conexiones enfocada en uno. Y luego me cuentan si creen que en España nuestro mayor problema son los aeropuertos vacios o los que simulan no estarlo cuando, en realidad, también lo están.
A Coruña está a 67 kilómetros del aeropuerto de Santiago, Vigo a 97. Echen ustedes cuentas, los que viven fuera de Galicia, para ver cuánto tardan en llegar a su aeropuerto más cercano. Calculen la diferencia de coste entre mantener tres aeropuertos o crear una buena red de conexiones enfocada en uno. Y luego me cuentan si creen que en España nuestro mayor problema son los aeropuertos vacios o los que simulan no estarlo cuando, en realidad, también lo están.